domingo, 13 de abril de 2008

Bases Teoricas

Cambios climáticos
Desde el siglo XVIII se sabe que la actividad solar sigue un ciclo de 11 años (ciclo de Maunder) aunque su importancia varía mucho de unos ciclos a otros. Las titánicas erupciones solares que se producen durante los máximos del ciclo eyectan al espacio desde el Sol grandes cantidades de partículas ionizadas que constituyen lo que llamamos “vientos solares”. El viento solar es capturado por el campo magnético terrestre y actúa a modo de “filtro” de radiación frente a los rayos cósmicos. Los máximos de Maunder coinciden siempre con mínimos en la actividad de los rayos cósmicos.
Los rayos cósmicos también generan Carbono 14 y éste al ser integrado por los organismos permite hacer una correlación temporal precisa. Durante el siglo XVII apenas hubo actividad solar ni siquiera durante los puntos máximos del ciclo. El hecho pudo ser responsable de lo que se llamó “la pequeña edad glacial”, durante la cual el Támesis y el Sena se helaban en invierno y la colonia escandinava de Islandia fue aniquilada por el frío. Por su parte el campo magnético terrestre también varía episódicamente, llegando incluso a invertir su polaridad. La combinación de ambos efectos puede resultar crucial para el clima en un sentido u otro y cada vez más pruebas apuntan hacia este fenómeno como el principal responsable de los cambios climáticos preindustriales.
Las Brújulas
La brújula es un instrumento que sirve para orientarse, por medio de una aguja imantada que señala el Norte magnético, que es ligeramente diferente para cada zona del planeta, y distinto del Norte geográfico. Utiliza como medio de funcionamiento el magnetismo terrestre. La aguja imantada indica la dirección del campo magnético terrestre, apuntando hacia los polos norte y sur. Únicamente es inútil en las zonas polares norte y sur, debido a la convergencia de las líneas de fuerza del campo magnético terrestre.
Probablemente fue inventada en China, aproximadamente en el siglo IX, e inicialmente consistía en una aguja imantada flotando en una vasija llena de agua. Más adelante fue mejorada para reducir su tamaño e incrementar su practicidad, cambiándose la vasija de agua por un eje rotatorio, y añadiéndose una "rosa de los vientos" que sirve de guía para calcular direcciones. Actualmente las brújulas han recibido pequeñas mejoras que, si bien no cambian su sistema de funcionamiento, hacen más sencillas las mediciones a realizar. Entre estas mejoras se encuentran sistemas de iluminación para toma de datos en entornos oscuros, y sistemas ópticos para mediciones en las que las referencias son objetos situados en la lejanía.
En la actualidad la brújula está siendo reemplazada por sistemas de navegación más avanzados y completos, que brindan más información y precisión; sin embargo, aún es muy popular en actividades que requieren alta movilidad o que impiden, debido a su naturaleza, el acceso a energía eléctrica, de la cual dependen los demás sistemas.
Aves y demás animales migratorios
Cada año millones de aves migratorias invernan en tierras cálidas, y vuelven a sus hogares en primavera. Estudios de su comportamiento han mostrado que se orientan sobre todo por campo magnético terrestre. No obstante, muy poco se sabe sobre la base fisiológica de esta habilidad para la navegación aérea a largas distancias.
Recientemente se sugirió que los criptocromos, moléculas sensibles al magnetismo y presentes en los ojos de las aves, son el fundamento de un mecanismo biológico de “brújula visual”. Se ha mostrado que las neuronas oculares que contienen esa sustancia se activan cuando el ave se está orientando, al igual que una región del cerebro anterior llamada “Grupo N”.
En los últimos estudios, un grupo de científicos alemanes de la Universidad de Oldenburgo investigó dichas neuronas de la retina y del Grupo N, y hallaron una conexión entre ellas a través del tálamo visual. Por tanto, las dos únicas partes del sistema nervioso centra del ave migratoria que muestran gran actividad durante la orientación magnética están enlazadas mediante un conocido circuito visual del cerebro. Es la primera vez que hay datos específicos sobre la base anatómica de la capacidad de estos animales de realizar largos viajes sin perderse, y sobre cuál es el mecanismo cerebral utilizado.
Estos descubrimientos apoyan la hipótesis de que los pájaros migratorios usan las neuronas vinculadas a la visión para percibir la dirección del campo magnético terrestre, o sea, que en cierto modo son capaces de “ver” el campo geomagnético.

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